Saturday, November 22, 2008

Pescar


Hace ya 2500 atrás, Confucio manifestaba en uno de sus cuatro Libros Clásicos, "Analectas": "Dale un pescado a un hombre y lo alimentarás por un día. Enséñale a pescar y lo alimentarás toda su vida”.

Esta frase siempre me llamó la atención, pero nunca le tuve más presente, ni la sentí más vivida que en este momento. Ciertos acontecimientos recientes me han hecho tomar esa enseñanza como un modo de actuación.

Primero, tuve la oportunidad de el jueves 13 recién pasado asistí a una Casa de Acogida en la comuna de Estación Central para realizar una presentación sobre mi experiencia en el Sudamericano de Volei que se disputó el año pasado. La "audiencia" era la Selección Nacional de Fútbol Calle, que en cuatro días más parte a Melbourne, Australia, a disputar la 6ta versión de la Homeless World Cup.

Creo que esta experiencia me deja un gran aprendizaje en particular, y que podemos extrapolar a nuestra vida diaria, así como a nuestro trabajo: cuando ayudemos, hagámoslo con el sentido de enseñar y abrir posibilidades en la cabeza, y no sólo en la "vida real". La primera barrera para el propio desarrollo siempre es la cabeza. El creer que no se puede, o que lo que nos pasa "es así, y siempre ha sido así". La superación de la pobreza no pasa sólo el acceso a una casa digna y bienes materiales en general. Pasa, primero, por enriquecer las propias capacidades y darse espacio para las posibilidades.

Creo que esa es nuestra pega, no sólo al momento de ayudar a otros, sino que también es una responsabilidad como encargados de rentabilizar el Capital Humano. En otras palabras, debemos abrir posibilidades para que cada persona no sólo haga mejor su trabajo, sino que también lo haga con mayor alegría y responsabilidad.


Segunda experiencia. Hace ya cerca de un mes que tengo la fortuna de tener un equipo de trabajo. Ha sido una experiencia tremendamente desafiante y enriquecedora. Al mismo tiempo, he sentido la auto-presión de ser un buen jefe. Apoyar, retroalimentar y exigir superación ha sido lo que he intentado hacer. Pero por sobre todo, dar autonomía. Creo que dar la posibilidad de pensar las cosas, de hacerlas y de autoevaluarlas es mucho más potente que escuchar lo que “hay que hacer” y hacerlo de la manera “que mi jefe dijo”. Por lo mismo, no me importan los errores. Si me interesa que se pueda aprender de ellos. En eso me reconozco exigente.

Creo en esta fórmula, y más aún cuando veo que, sin presionar ni haciendo las cosas “como yo las haría”, los resultados han sido notables. Aprenden ellas y aprendo yo. Buenísimo. Sobretodo cuando en otro Libro Clásico de Confucio me encuentro con lo siguiente: “Lo oí, y lo olvidé. Lo vi, y lo entendí. Lo hice, y lo aprendí”.

Tercera experiencia y, preliminarmente, última. El miércoles recién pasado salí a almorzar con un amigo. En la conversación salió el tema del liderazgo y el talento. No entraré en los detalles de la conversación, pero el aprendizaje es que todo talento es una responsabilidad. En primer lugar, una responsabilidad consigo mismo. En desarrollar los propios potenciales y superar los propios umbrales mentales. En ser lo que las propias posibilidades nos permitan ser.

En segundo lugar, el talento es una responsabilidad hacia otros. Con esto, me refiero a que el propio crecimiento y desarrollo no está completo, si en ese proceso no se logra que otros nos acompañen. La propia voluntad de alcanzar la realización debe motivar e incentivar a otros. Debemos ser capaces de, a través de nuestros talentos, inspirar a otros. La pasión de lo que hacemos debe apasionar a otros, para permitirnos apasionarnos con otros.

Hoy por hoy, ese es mi desafío. Aprender y permitir aprender. Crecer y dejar crecer. Desarrollarme y abrir posibilidades de desarrollo. Como Confucio, quien a través de su búsqueda permitió el desarrollo de Kung- Li y Mencio, sus “discípulos”, y a través de quienes hoy conocemos las enseñanzas del Sabio.

2 comments:

Ignacio Fernández Reyes said...

Que bueno que estés viviendo la experiencia de dirigir a otros. Es uno de los desafíos más sutiles y que implica el despliegue balanceado de un gran conjunto de tus competencias. Es interesante "mirarte" como jefe, pues es en el ejercicio del poder donde afloran creencias inconcientes que nos llevan a veces a comportamientos que no van nuestra "elección" conciente de cómo quiero ser. Es decir, se abre un gigantesco espacio de aprendizaje ....... para que sigas aprendiendo a pescar.

Por otro lado, tu modeling y tu luz irradiarán a tu equipo, y ello es el eje de poder afectivo y el combustible de tu actuar, muy por sobre tu brillantez, persistencia y reflexividad. Afecto e intelecto son pura potencia, guiados por el referente superior.

Un abrazo.

Raimundo C. said...

Primero que todo, felicitaciones por lo alcanzado hasta ahora. Eres parte de pocos.

Segundo, veo que tienes un lindo desafío. Un lindo y gran desafío.

Te conozco y sé que sabes que sabes mucho. Abrirle posibilidades de aportar y desarrollarse a tu equipo, en ese contexto, será un desafío.
Saber que hay otras posibilidades que también pueden aportar, es un gran aporte para uno como persona.

Mucho éxito con estas nuevas responsabilidades.
Me alegro infinitamente por lo que estás viviendo.

Un abrazo,
Raimundo